UN DÍA CALUROSO

Estoy sentada en la terraza intentando sentir un poco de fresco que alivie esta tarde tan calurosa. Acabo de terminar de leer, y he decido escribir la entrada de hoy. He sentido cierta pereza, no por el hecho de escribir sino porque la reflexión iba a ser tan repetitiva como muchas de las que he hecho anteriormente.
El día ha transcurrido muy lentamente, como si se dejara llevar por la intensidad del calor. Otra vez, siguiendo siempre el tesón con el que he realizado algunas cosas ( otras las he dejado ir ), me he enfrascado con la mosquiteras. He vuelto a recortar los ángulos y aunque han salido algo descuadrado he podido colocarla en la ventana. A esta enfermedad se le dice que es un bicho, pero tengo una fobia extrema a uno de ellos que me es imposible siquiera escribir su nombre. Y con este calor y la luz de las farolas empiezan a incrementarse cada día. Esta noche dormiré más tranquila.
El esfuerzo me ha pasado factura aumentando el dolor dorsal en la espalda. He tomado calmantes, manta eléctrica ( junto al sopor que hacía ) , una ducha caliente con presión fuerte del agua y nada. Ahí sigue. 
Racionalizó que es una contractura , pero bien sabe quién sufre de esta enfermedad, que tendemos a buscar cualquier molestia en su origen. Por tanto, y teniendo en cuenta que sufro de metastasis en las dorsales, lo sumo a el asunto de los marcadores, y sale la ecuación perfecta de que se ha diseminado  por otras vértebras  de la columna. Es una tontería, pero son cosas que se piensan, simplemente porque pueden ser verdad. De tal manera que una persona sin esta enfermedad con un dolor de cabeza pensar que tiene un tumor cerebral es de hipocondríacos, en mi caso lo que pienso es una posibilidad tan  valida como quien tiene una diabetes y siente un mareo puede pensar que en una subida o bajada de azúcar. El trabajo consiste en decirme constantemente que ha sido una contractura producida por el peso de la maleta en el viaje, unido a la quimioterapia que produce dolores musculares y óseos, pueden ser por múltiples causas. Por ejemplo dedicarme a hacer mosquiteras para las ventanas.
 Naturalmente a medida que pasa el día y el dolor no se va, este ejercicio mental de hablar conmigo mismo no dándole importancia a dicho dolor, es casi constante. También podría decirme que el calor ablanda el cerebro y solo hago elucubraciones sin sentido. Me quedaré con esta última opción. Bien se sabe que el calor nos vuelve apáticos, abatidos, sin fuerza... que se puede esperar de los pensamientos que surgen en estas condiciones ¡pura basura¡.
Un día más, caluroso, trabajoso, doloroso e irracionalmente pensativo. Mañana saldrá el sol, y solo espero que me de su luz, creo que la esperanza del calor la dejaré para días más frescos. Mañana seguiré pensando en todo lo que hago, los pequeños proyectos, las lecturas interesantes, y reflexionaré como cambiar estos pensamientos negativos que surgen. Debemos ir siempre trabajando la mente, desprenderse de lo negativo. El crecimiento nunca termina. 

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