Después de la tormenta viene la calma. Un día difícil, trae un día tranquilo, disfrutando, el tiempo se ha pasado rápidamente, estoy agotada pero feliz. ¿Cuántas veces he pasado de un estado de ánimo a otro? Innumerables, es lo que tiene estar enfermo. Hay que saber vivir con ello, porque ningún día es igual, ni siquiera en el mismo día, y los sentimientos, el dolor, el cansancio, la alegría... Todos los estados de ánimos conviven. Pero es verdad que te acostumbras, y aunque estés en un día que crees que no puedes seguir adelante, que estas lleno de impotencia ante lo que sucede, que quieres llorar, a veces te quieres morir... pero sabes en el fondo que ese estado de ánimo pronto desaparecerá y vendrán los días buenos. Esto es parte de tu enfermedad.
Pero con esta montaña rusa de sentimientos , de estados de ánimos, se puede convivir. Solo hay que saber que después de la tormenta siempre viene la calma, y hay que decirse constantemente que todo pasa, que vendrán momentos mejores. Así vamos a vivir pero somos fuertes, hemos pasado mucho ( o pasaremos mucho), pero la fortaleza del ser humano es inmensa. El afán de supervivencia está por encima de todo. Somo supervivientes y eso nos hace fuerte. Un día más y sigo aquí, la tormenta ha dado paso a u cielo azul deslumbrante y hermoso.

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