El DOLOR DE LA IMAGINACIÓN

Una entrada más sobre este constante dolor de espalda. Tan contenta yo con mis ejercicios, que ya me veía ligera y casi podía vislumbrar un posible actuación en los cercanos Juegos Olímpicos. Pero nada,  hoy me he levantado lisiada y por tanto del sillón a la cama. 
Es curioso que desde mi sillón sentada puedas encontrar gente que tiene diversas vivencias, que lleva sus penas respecto a esta enfermedad de mil maneras. Y hay gente que todo lo tiene, y llora por nada. Supongo que hay una lección que pocos pasamos y es ese abismo de los desconocido,  de la consciencia de nuestra eternidad. Lloramos y nos quejamos por tonterías, cuando la vida pasa rápidamente, y si te fijas, ella puede aliviar tus penas, calmar tus llantos, secar tus lágrimas... pero solo miramos nuestro dolor, metemos nuestra cabeza entre las rodillas y pensamos que más allá de nuestros ojos cerrados no hay nada y por tanto para qué vivir. Pues por vivir, para comprender que no estamos solos, que nuestro dolor no es único, ni siquiera es especial...es solo dolor que al igual que viene se va. Pues, si el tiempo sosiega el dolor de la muerte de quienes queremos, qué hará con un dolor temporal muchas veces creado por nuestra propia imaginación. 
El mundo está gritando de dolor, y nos clavamos una astilla y queremos morir. Quizás habrá que aumentarles el nivel del dolor para que comprendan lo que es sufrir, o simplemente contextualizar su dolor y pensar que la vida es un paquete completo que nos ha tocado por azar, y por tanto aceptemos e intentemos cambiar lo que no nos gusta en la medida que podamos. A veces no podemos cambiar, por lo tanto, cojamos el paquete y vivamos, también  lloremos, pero lo imprescindible,  pues hay que seguir viviendo.
Un día más de dolor, pero qué bien lo llevo¡ ( por lo meno hoy). Mañana saldrá el sol, que sé que es vida, pero me tiene enclaustrada. Seguiré, si mi espalda me lo permite,  mejorar mi dolorido cuerpo, y prepararme para el que espero sea un buen fin de semana de relax. Pues si, voy a salir a un hotel, tumbarme en la piscina y leer. Lo mismo que hago cada día, pero con agua, la sierra, el aire fresco del campo...esperemos tranquilamente y vivamos el día a día .

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