ETERNIDAD
Como si el mar se retirara
y mostrara un mar más lejano;
y ese, otro aún más lejano;
y el tercero no fuera sino la conjetura
de serie de mares
no visitados por las costas;
y estos mismos, el borde de otros mares.
Esto es la Eternidad
y mostrara un mar más lejano;
y ese, otro aún más lejano;
y el tercero no fuera sino la conjetura
de serie de mares
no visitados por las costas;
y estos mismos, el borde de otros mares.
Esto es la Eternidad
El ser humano vive con una contradicción inherente, vive como un ser inmortal y esconde en el subconsciente su mortalidad. En mi caso vivo como un ser consciente de su mortalidad pero guardo en mí la esperanza de la inmortalidad. Por tanto no puedo vivir como el primero, mis acciones, pensamientos, mi realidad es diferente. En la primera te sientes libre en hacer o deshacer lo que quieres con tu vida...siempre habrá tiempo. Yo he cambiado radicalmente, casi diría que ni me reconozco, he perdido la mayor parte de lo que fui, como dije en una entrada anterior estaba muriendo lentamente. "El día que morí" es un buen reflejo de este cambio, ya no soy la misma...quizás guardo lo más importante de lo que era, mi fuerza y determinación nacida de las vivencias de mi vida.
Mis estudios, mi trabajo, mis ideales, principios, prejuicios... de eso nada queda sólo recuerdo, añoranzas en algunos casos, y en otros una ligera sonrisa por ser como fui. Pero nada he de reprocharme pues así era cuando me creía y vivía como un ser inmortal.
Ahora, es muy difícil, todo cambia y, puedes esperar que te capture tu mortalidad o bien puedes coger el toro por los cuernos y vivir como los demás, con las limitaciones que la enfermedad te va imponiendo. Por tanto tras estos dos duros días donde tu mundo que ha sido hasta ahora se cae en el abismo, me agarro al borde del precipicio de la Vida y simplemente desde ahí, dificultosamente, duramente, sin fuerza física...desde ahí seguiré viviendo mi vida en la medida de mis posibilidades. Alea jacta est... o no
Lo que nunca pude imaginar es esa dualidad tan importante entre el cuerpo y la mente, entre lo físico y el ser. Cuanta más trabas te impone el cuerpo, más descubres que dentro de mí habita una luz que me hace comprender los hechos que estoy viviendo, que debes llegar a la esencia de las cosas. No voy a decir que este en estos momentos felices, la adaptación es difícil, pero sí puedo decir que en este duro caminar desde que empecé en el año 2012, he vivido en este ultimo año de lo momentos más gratificantes de mi vida por la tranquilidad que mi mente ha conseguido, por descubrir el valor de la vida que me rodea, en suma en saber que cada segundo de mi vida (y la de todos) es el gran milagro ante la mortalidad constante con la que vivimos. No, no pienso que esto sea esencial para todos vivir en la agonía de morir, impediría la misma vida. Mi caso es diferente, sólo tengo esperanza en vivir.
Decía Merton que la auténtica esperanza está cuando no hay ya esperanza. En estos dos días he comprendido esa idea, cuando has caído al abismo y no ves nada es verdaderamente cuando el valor de la Esperanza empieza a tener sentido, en la desesperanza, en la nada.
Hoy es una entrada extraña e introspectiva, es lo único que hay en mí. Dije que la Olivia de antes murió, queda la esencia de lo que soy, lo importante lo que pertenece a mi Yo. Ahora queda vivir, como siempre digo día a día. Es la única realidad que me interesa y a la que me voy a dedicar a disfrutar de la vida, a exprimirla y a amar, sí porque amar también es un valor que es usado con ligereza, pero forma parte del valor esencial de la Vida. Sin amor no hay Vida, pues no hay esperanza para seguir viviendo ni luchando.
Mientras estaba boca abajo en la maquina de radioterapia recibiendo de una sola vez una sesión triple pues estaba en una situación crítica entendí una cosa: si amas tanto la Vida y vives en la verdadera esencia alcanzas la Eternidad de la Vida. Yo soy yo y nadie más.
Así empiezo mi entrada, en la Eternidad del mar que tanto amo, que es la metáfora de mi existencia. De allí vengo y allí volveré. La mar que me ama y susurra mi nombre, que moja con su suave espuma mis pies, y allí permanezco, en su orilla contemplando su Eternidad. Seguiré contemplándote, pero por ahora espérate, debo seguir amándote desde la arena y viviendo en tu fresca orilla.
Hoy es el primer día del resto de mi vida. El mar toca mis pies, pero el Sol calienta mi alma y mañana volverá a darme la posibilidad de seguir viendo el mar y jugar en la arena.
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