LA CAIDA
Muchas cosas suceden sin apenas darnos cuenta. Estas enfrascada en muchas o pocas cosas, eso no importa; lo más seguro es que te llegas a concentrar en lo que sucede a tu alrededor o te enfrascas en otros aspectos de ti misma, y cuando te das cuenta, de pronto y con todo el peso, una pequeña piedrecita se cruza en tu camino y vas y te pegas el gran tortazo. El orgullo juega el resto.
Ser de esas personas que siempre ha visto la debilidad como un defecto (curiosamente sólo en mí), que caerse es levantarse al instante, que una fuerza mental sana puede ocasionar casi "milagros", me resulta muy difícil intentar levantarme inmediatamente tras una caída y ser incapaz de ello. He tenido mis días bajos, pero también tenía la seguridad que al día siguiente esa nube negra dejaría paso a un sol deslumbrante. Ahora no ocurre lo mismo.
No lloro, acepto mi enfermedad como algo que me es inevitable y no pienso gastar ninguna energía en enfrentarme a muros de cemento. Creo, pienso, que encontré un sentido a todo esto, que extraje de lo malo en mi vida, incluido el cáncer, algo positivo; que de la tierra árida puede surgir la vida... pensaba y sigo pensando tantas cosas. Pero ahora en este momento no les encuentro ningún sentido, pues sigo sin poder levantarme y lo intento cada día y cada segundo con los instrumentos que me han servido desde hace ya más de dos años y sigo tirada.
Todo el mundo dice que es normal, debido a la tensión, pero para mí no es normal. No sé enfrentarme a mi propia debilidad porque no conozco a dónde puede llevarme. Así que volvemos al principio, lo peor es que ni siquiera en el principio tuve esta caída tan suave pero tan constante y tan dura.
Curiosamente vivo en uno mis mejores momentos personales, estaba encontrando una aceptable tranquilidad mental, mi tratamiento está actuando muy satisfactoriamente y además voy a cumplir sueños y proyectos que tenía antes de que aparecieran las metástasis. Y yo voy y me caigo. Lo peor ¿por qué me quejo? Cada día veo mujeres que luchan con mas problemas y mas demonios de los que llevo dentro y eso me avergüenza todavía más. Sé que eso no tiene sentido, pero ¿acaso la mente cuando cae en remolinos de pensamientos negros e incongruentes tiene algún sentido?.
Me he caído y no se levantarme, o no quiero, o... yo que sé. No le encuentro sentido a nada, cuando en el sentido de las cosas está la solución. Esperaremos, quizás en algún momento encuentre la luz que me redirija al camino correcto. No quiero estrellarme contra las rocas.
Comentarios
Publicar un comentario